“Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día cada cual pueda encontrar la suya.”
– Antoine de Saint-Exupéry –
Por haber nacido con un sexo u otro, o en un lugar del mundo y no en otro, muchas niñas y niños tienen muchas menos oportunidades y muchas más piedras en sus caminos para alcanzar sus sueños. Hay niñas que incluso han dejado de soñar porque se ven limitadas a cumplir con las expectativas que les impone su entorno. Así hay niñas que piensan que solo sirven para lo que les han dicho que sirven y no se plantean alcanzar otras metas ni imaginar un futuro abierto a nuevos horizontes.
“Las niñas de Jacaranda” invita a romper las barreras sociales y los límites mentales impuestos para que cada persona, sea hombre o mujer, niña o niño, tenga la oportunidad de desarrollar sus capacidades y realizarse a nivel personal. Invita a que solidariamente entre todos y todas y haciendo valer el concepto de sororidad -la ayuda de unas mujeres a otras- podamos contribuir a que el camino de muchos niños, y de las niñas especialmente, se vaya despejando de las piedras que se encuentran en sus caminos.
Y esas “piedras” se refieren a las trabas para acceder a la educación (el 53% de los menores a los que les niega la educación son niñas), a un mayor porcentaje de pobreza, malnutrición y riesgo de VIH.
Según los datos de la UNESCO, en el mundo existen 263 millones de niños y niñas no escolarizados y las mujeres representan dos tercios de los 792 millones de personas analfabetas en el mundo.
Junto a estos datos, llama especialmente la atención el hecho que el 79% de las personas que son vendidas y compradas para ser explotadas sexualmente son mujeres y niñas. Que alrededor de 15 millones de niñas contraen matrimonio cada año antes de cumplir los 18 años.
Pero no hay que irse tan lejos para encontrar desigualdades. Sólo dos mujeres de color han formado parte del Senado de los Estados Unidos y a nivel mundial, sólo el 21% de los puestos directivos están ocupados por mujeres y en la actualidad tan solo un 4,6% de mujeres son CEO (directoras ejecutivas) y un 19,2% Consejeras.
A través del juego podemos reforzar desde la infancia que las niñas PUEDEN. Pueden ser astronautas, astrofísicas, científicas, deportistas… Porque niños y niñas han de poder emprender sus anhelos y nadie debe robarles las ganas –al menos- de intentarlo.
Estamos convencidos de que la llave para un futuro mejor la tienen las más de MIL MILLONES de niñas que habitan hoy nuestro planeta. Seres luminosos, fuertes y vulnerables, semillas de vida…. Nada mejor que sus sonrisas para fortalecer nuestra lucha”.
Mundo Cooperante-
El juego
En la cima de la Montaña Azul, la montaña más alta de todos los territorios conocidos, se pueden atrapar las estrellas. Cada una de ellas guarda el sueño de una persona. Las niñas de Jacaranda quieren alcanzar los suyos.
A pesar de que les dijeron que eran pequeñas y débiles y que su función era cuidar del ganado y la casa, emprenderán un viaje en busca de sus sueños rebelándose contra su destino. Para conseguirlo tendrán que ayudarse mutuamente. Subir a la Montaña Azul para atrapar estrellas y sortear las piedras que hallarán en su camino.
“Las niñas de Jacaranda” es un juego de mesa cooperativo de tablero con varios niveles de dificultad. Está recomendado para niñas y niños de 4 a 8 años y permite el juego simultáneo a entre 1 y cuatro participantes.
Los/as jugadores/as recorrerán el camino hasta la cima de la Montaña Azul, lanzando el dado de color y avanzando el peón hasta la siguiente casilla del recorrido en la que aparezca ese color. Si en el dado señala el color negro, colocaremos una piedra en las casillas negras, obstaculizando el camino. Una vez lleguen a la cima podrán coger estrellas, que esconden sueños. Ganarán la partida si cogen todas las estrellas del cielo antes de que el camino quede bloqueado.
