Dice un proverbio galés que el amor perfecto no llega hasta el primer nieto. Y ese amor es precisamente la base del vínculo tan especial que existe entre abuelos/as y nietos/as.
Los psicólogos describen el amor entre abuelos y nietos como “emocionalmente simple”, ya que los abuelos experimentan la alegría y el afecto de los padres pero, habitualmente, sin las tensiones y responsabilidades del día a día.
También destacan el papel cohesionador de los abuelos en la familia, haciendo de puente entre las diferentes generaciones, pasando las tradiciones familiares a las generaciones más jóvenes y haciendo más cercanos a sus padres y madres, contándoles historias de cuando eran pequeños/as.
Los abuelos comparten información y enseñan a sus nietos a hacer cosas como jugar al dominó, tricotar o cuidar la huerta.
En casa de los abuelos se para el tiempo. El niño recibe la atención total, sin prisas, un entorno ideal para adentrarse en el mundo mágico de los juegos de mesa cooperativos.
Los juegos de mesa cooperativos ofrecen un espacio de encuentro y disfrute para estrechar lazos intergeneracionales y fortalecer la relación tan especial entre abuelos/as y nietos/as.
Constituyen un recurso pedagógico para los más pequeños y terapéutico para las personas mayores, fomentando la agilidad mental, el cálculo, el ejercicio de la memoria…
Además, al ser juegos cooperativos fomentan las relaciones entre iguales, el contacto socio-afectivo y la cooperación.
El Huerto de los Yayos
Este juego de mesa cooperativo ofrece a abuelos/as y nietos/as seis formas diferentes de juego (bingo, observación, azar, memoria, estrategia…) para conocer los principales productos de temporada que se cultivan en los huertos. Grandes y peques deberán colaborar para resolver los retos de cada juego: plantar cada producto en el área de cultivo que le corresponde, alcanzar un zorrito que se ha colado en el huerto o recolectar la cosecha antes de que llegue la tormenta.
