“Jembatán, misión ¡parar la guerra!” una apuesta por la resolución no violenta de los conflictos

“Jembatán, misión ¡parar la guerra!” una apuesta por la resolución no violenta de los conflictos

Un conflicto, un clima de confrontación, bandos enfrentados… Podría ser el texto de cualquier noticia que llena hoy los periódicos, pero es el punto de partida de una de nuestras últimas propuestas: “Jembatán, misión ¡parar la guerra!”. Un juego cooperativo que apuesta por el diálogo, el respeto y la necesidad de levantar puentes para resolver los conflictos.

La falta de diálogo, la crispación social y la violencia siguen perpetuándose en nuestra sociedad y, desgraciadamente, están con demasiada frecuencia presentes a nuestro alrededor. Enfrentamientos entre defensores de uno u otro bando, entre partidarios de una u otra bandera, la incapacidad de llegar a acuerdos entre los líderes políticos a la hora de llegar a pactos o consensos, los conflictos armados que se han enquistado en Siria o en Sudán, entre otros países….

Parece urgente hacer una reflexión profunda sobre la necesidad de avanzar hacia una cultura de la paz que promueva la resolución no violenta de los conflictos, la convivencia entre diferentes y la negociación desde el respeto.

Las cifras hablan por sí solas

Las principales potencias mundiales siguen incrementando sus inversiones en armamento. En 2018, el gasto militar mundial creció un 2,6%, superando los 1,8 billones de dólares hasta marcar un máximo histórico desde que existen cifras consideradas fiables (1988).

mapa guerrasA la cabeza, Estados Unidos (649.000 millones de dólares, un 36% del total mundial), China (250.000 millones de dólares, 14% del total) y Arabia Saudí (67.600 millones de dólares). Por su parte, España dedicó 18.200 millones de dólares al gasto militar en el año pasado, un 1% del gasto mundial en esta materia, cantidad que representa un 1,3% del Producto Interior Bruto (PIB).

Además, de los 25 conflictos armados presentes en 2018, 10 se intensificaron durante el año pasado. Según los datos del Council on Foreign Relations, la guerra civil del Sudán del Sur es el conflicto que más víctimas mortales ha causado a lo largo del siglo XXI con al menos 385.000 muertos. También se han reactivado la guerra en Afganistan (con al menos 131.000 muertos desde 2001) y la guerra contra el narcotráfico en México (con al menos 100.000 muertos desde 2004).

La guerra de Siria es la segunda con más víctimas mortales y la que más personas ha obligado a desplazarse —ya sea fuera o dentro del país. Antes de la guerra, en Siria vivían 20 millones de personas. De todas ellas, al menos 278.000 han muerto, 6 millones han cruzado la frontera y otros 7 millones han abandonado sus casas para trasladarse a otras zonas del país menos conflictivas.

Otros conflictos que siguen enquistados son los de Birmania, Yemen, Somalia, República Centroafricana y República Democrática del Congo, entre otros.

 

Educar hacia una cultura de paz y no violencia activa

Educar en una cultura de paz significa desaprender la guerra, los valores y comportamientos que la refuerzan y aprender a resolver conflictos de forma positiva, constructiva y creativa, sin violencia, empatizando con “el otro”, aprendiendo herramientas que faciliten el diálogo y el encuentro entre posturas, siendo capaces de escuchar y aprender a cooperar para llegar a acuerdos.

Una cultura de paz requiere aprender a convivir en diversidad y respetar las diferencias. Aceptar que todos tenemos UNA PARTE de la verdad y de la razón. Convertir nuestra verdad en absoluta significa ignorar la verdad de los otros y nos llevará a un conflicto sin solución. Debemos estar receptivos a la verdad de los demás y reconocerla.

Resolver los conflictos sin violencia requiere una confrontación en el plano de las ideas, no entre personas. El mal y la destrucción del otro NUNCA se pueden aceptar ni como fin ni como medio, son incompatibles con el respeto a la persona. Con la violencia gana el más fuerte, no la postura más justa.

La violencia genera violencia; además de inaceptable constituye una manera absurda y siempre provisional de resolver los conflictos… Se trata de enfrentar la fuerza de la razón a la razón de la fuerza.

Resolver los conflictos de manera no violenta activa no es menos eficaz que hacerlo a través de la violencia. Aparte del sufrimiento, la violencia conlleva la destrucción de bienes y recursos. Erica Chenoweth recopiló datos de 323 campañas y publicó sus resultados, en el libro ‘Why Civil Resistance Works: The Strategic Logic of Nonviolent Conflict. En ellos se señala que las manifestaciones pacíficas tuvieron el doble de probabilidades de ser exitosas que las que fueron violentas: condujeron a un cambio político el 53% de las veces en comparación con el 26%.

Un juego cooperativo para construir puentes entre posturas enfrentadas

Dijo hace poco la periodista Ángela Rodicio en una entrevista que “Los grandes hombres levantan puentes y abaten muros”. Y de esto va precisamente una de nuestras novedades para este año: “Jembatán, misión ¡parar la guerra!”. Un juego cooperativo de aventuras a partir de 9 años, en el que habrá que reconstruir caminos y levantar puentes para llegar un punto de encuentro y prevenir los desastres de la guerra.

Los juegos cooperativos fomentan los valores de la cultura de paz: promueven la cooperación, las estrategias y toma de decisiones conjuntas buscando un objetivo común, la integración y participación de todo el grupo y el juego en diversidad, en el que las personas no juegan unas CONTRA otras, sino unas CON otras.

 

Jembatán, un juego de decisiones conjuntas

Nuestro nuevo juego “Jembatán, misión ¡parar la guerra!” presenta una característica diferencial. Es un juego para dos personas o dos equipos, que tendrán que comunicarse en todo momento para establecer estrategias conjuntas que les permitan ganar la partida.

Un clima de confrontación y crispación se está extendiendo por el Valle. Los herederos de las dos familias más poderosas se han enfrentado en lucha por un trono hasta ahora inexistente. Gracias a la propaganda de guerra, familias que hasta ahora vivían en paz se están enfrentando y posicionándose a favor de uno u otro bando.

Como consecuencia, se están levantando fortalezas , se están destruyendo los puentes y cortando los caminos que unían a las aldeas. Están apareciendo los primeros brotes de violencia y los herederos están formando dos ejércitos, a base de reclutar personas campesinas y se disponen a enfrentarse en una gran batalla que si se produce, conllevará consecuencias devastadoras para el valle y sus habitantes.

Una arriesgada misión de paz…

Nuestra misión será la de parar la guerra. Para ello partiremos en una arriesgada misión de paz en la que deberemos recorrer los caminos, encontrando las piezas desperdigadas del viejo escudo de Jembatán -símbolo de la paz y la armonía entre las gentes y pueblos del valle- hasta llegar a un punto de encuentro. Por el camino tendremos que reconstruir los puentes derribados y sortear los retos que se nos presenten.

Si queremos ganar la partida tendremos que estar en permanente comunicación con la otra parte para tomar las decisiones más acertadas y poder detener el estallido de la gran batalla.

Jembatán, ¡misión parar la guerra!

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