En el ámbito pedagógico numerosos autores han analizado las ventajas de los juegos cooperativos frente a los juegos competitivos, destacando sobre todo el hecho de que este tipo de juegos alejan el miedo al fallo y al rechazo del grupo y fomentan la participación de todos en aras de un objetivo común.
Los juegos cooperativos persiguen disminuir las manifestaciones de agresividad en el juego, promoviendo la solidaridad, la cooperación y la comunicación con el resto de los participantes y buscando objetivos colectivos y no personales. Se trata de jugar con otros, no contra otros.
Maite Garaigordobil, Catedrática de Evaluación Psicológica de la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco destaca que “los juegos en los que los jugadores son expulsados o apartados cuando fallan y castigan a quienes tienen menos destreza, alimentan sentimientos de rechazo que minan la autoestima”.
En la misma línea, Javier Giraldo señala que los juegos cooperativos son aquellos en los que “la diversión prima por encima del resultado, en los que no suelen existir ganadores ni perdedores, los que no excluyen sino que integran, los que fomentan la participación de todos y en los que la ayuda y la cooperación de los participantes es necesaria para superar un objetivo o reto común”.
En el acoso escolar uno/a o varios/as alumnos/as persiguen e intimidan a otro/a mediante insultos, vejaciones, agresiones, aislamiento social, amenazas, etc. El acoso puede ser directo o indirecto, centrándose este último en el aislamiento de la víctima.
Para luchar contra el bullying, tanto desde los centros escolares como desde la propia familia, es importante fomentar la comunicación y trabajar la cohesión del grupo y la relación entre compañeros/as.
En el ámbito escolar, el aprendizaje cooperativo se basa en la interdependencia positiva que requiere la colaboración de todos compartiendo recursos, apoyándose y celebrando los éxitos en grupo; la interacción “cara a cara” que permite la interacción entre los miembros del grupo, y la valoración personal de cada alumno/a.
Todo esto es extrapolable al juego. La falta de rivalidad de los juegos cooperativos facilita un clima positivo, sin comportamientos agresivos ni destructivos.
Según destaca Bakeola, Centro para la medición y regulación de conflictos en su informe “Efecto de los juegos cooperativos en la creatividad para la resolución de conflictos”, los juegos cooperativos fomentan de forma transversal valores básicos de la educación en valores y la cultura de la paz, tales como:
- La integración frente a la exclusión
- La escucha y la comunicación a través de la negociación, la toma de decisiones, la búsqueda de estrategias…
- El reconocimiento personal de cada participante en el juego
- La creatividad y la imaginación
- Las actitudes cooperativas, necesarias para poder trabajar la prevención y la regulación de conflictos